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miércoles, 30 de mayo de 2012

Apenas un inicio


La convocatoria multitudinaria que se vio en las calles asuncenas en estos días ha marcado un hito en la conciencia ciudadana de los paraguayos, pero ¿y ahora qué?

Los ciudadanos paraguayos rompieron en estos días el letargo a la que se veía sometida su conciencia desde hace un buen tiempo.

La decisión antipopular realizada por la Cámara de Diputados de otorgar 215.000 millones de guaraníes a la Justicia Electoral para el mantenimiento de miles de operadores políticos que no hacen más que sino calentar las sillas del local del TSJE.

Las quejas, los plagueos entre los círculos de amigos y las redes sociales no se hicieron esperar. Las convocatorias a través de las redes sociales tampoco, todas, pero absolutamente todas, lograron conseguir miles de “Asistiré” en apenas unas horas. Sin embargo, hubimos quienes dudamos de un pueblo que, acostumbrado a los ultrajes, ya no mostraba de manera masiva su indignación.

Los escépticos, llegamos hasta la plaza aquel viernes 25 de mayo con la intención inconsciente de encontrarnos tal vez con unas 200 personas. Nos tuvimos que tragar las palabras cuando al llegar nos vimos ante una masa de por lo menos tres mil personas “armadas” de repudio hacia una clase política podrida de vicios.

Los viejos zorros del Senado quisieron evitar el encuentro cara a cara con el pueblo, aquel mismo pueblo al que tratan de vender falsas imágenes cada cinco años, y convocaron a una sesión extraordinaria para tratar el rechazo o no del aumento.

La llamada ciudadana una vez más surgió, pero ¿podrían quizás llegar a unos cientos en algunas horas cuando el gran evento estaba preparado para 24 horas después?.

La jugada no les sirvió, y a su llegada al Palacio Legislativo, los de la Cámara Alta tuvieron que enfrentarse con el rostro enojado, hambriento, falto de salud, de aquel pueblo al que engañan con falsas promesas de paraísos que luego se convierten en infiernos de constantes ultrajes.

En dos décadas y media de transición democrática, la ciudadanía consiguió lo impensable: cambiar una decisión parlamentaria indigna, injusta y burda.

El pueblo paraguayo despertó de la anodinia por algunos días, salió a las calles y demostró quienes son los verdaderos gobernantes.

Por primera vez, el pueblo cansado, hizo sentir en sus reclamos aquella frase que retumbaba en las calles francesas durante el mayo de 1968: “Queremos a las estructuras al servicio del hombre y no al hombre al servicios de las estructuras. Queremos tener el placer de vivir y nunca más el mal del vivir”.

El pueblo paraguayo cumplió aquella frase casi imperativa del Premio Nobel Albert Camus: “Sed realistas, pedid lo imposible”.

Lo que pasó en estos días en las calles de Asunción y las diversas capitales no debe pasar a ser otro hecho aislado en la apatía paraguaya sino tan solo un inicio. El inicio de una vida política mucho mejor para el país.


Juanki Lezcano F.