Mario Ferreiro, conocido
conductor televisivo y radial y animador, anunció que no descarta una posible candidatura a lapresidencia de la república por el Frente Guazú (coalición de los partidos de
izquierda paraguayos).
La posible candidatura de
Ferreiro por la izquierda se suma a ya un largo historial de rostros de la
farándula que se han acercado a la política en un intento de utilizar sus
imágenes en pos de la obtención de votos.
En Paraguay ya han sido varios
los casos, muchos de ellos –lastimosamente– han sido de verdad lamentables en
cuanto a la actuación que han desempeñado, a citar: el ex presidente Nicanor
Duarte, quien fuera periodista antes de incursionar en política; la ex
intendenta de Asunción, Evanhy de Gallegos, también periodista; a los que se
suman hoy una ex modelo y ahora empresaria, Zuni Castiñeira; y un dirigente
deportivo, Horacio Cartes. El último llegado al “pelotón farandulero” de la
política es ahora Ferreiro.
La incursión de rostros mediáticos a la política no es un
fenómeno nuevo, ni mucho menos se da únicamente en el país, podríamos citar
varios casos que se han dado desde la segunda mitad del siglo pasado: Ronald Reagan,
actor de cine que luego llegaría a ser presidente de los Estados Unidos; la
Cicciolina, una actriz porno italiana que fundaría su propio partido político y
llegaría a ser diputada en su país; Arnold Schwarzenegger, actor de Hollywood,
fisicoculturista y político que llegó a ocupar el cargo de gobernador de California,
en Estados Unidos. Los casos son varios y los resultados han abarcado un espectro muy amplio de posibilidades: desde los muy buenos, hasta los desastrosos
Pero a ¿qué se debe esta
migración masiva de famosos a la política? Es simple: los movimientos políticos
–y de esto estamos hasta el cuello los paraguayos– se han demostrado incapaces
de renovar los rostros que los
representarán en las pugnas electorales y en un intento desesperado de
conseguir votos para mantenerse en el poder –o llegar a él– se apelan a medidas
casi extremas.
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Se rumorea que en Paraguay se
debe comprar por lo menos el 25% de los votos para que los votantes no voten
por quienes les habían pagado ya antes. Lo peor de todo es que este mal ha llegado
ya incluso a los centros de estudiantes universitarios, agrandando una cadena
mafiosa que parece no tener fin para desgracia de los paraguayos.
Las elecciones en Paraguay han
llegado a ser incluso más costosas que las de México (país con el gasto electoral
más elevado en Latinoamérica). Con números como estos, el mismo Eligio Ayala,
el más grande estadista que haya visto este país, no podría superar siquiera
una elección interna, sentencia Fernández Bogado
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Juanki Lezcano F.
juankilezcanof@gmail.com