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miércoles, 17 de agosto de 2011

La culpa la tenemos nosotros

Casi a diario desayunamos con la noticia de algún asalto, algún asesinato, alguna pelea, algún polibandi que haya entrado en acción o un nuevo caso (de los tantos que tenemos) de corrupción del algún político. Verdaderamente atroz ¿no es así?

El último fin de semana la Policía Nacional registró un nuevo récord en cuanto a hechos violentos se refiere, 44 muertes, una cifra nunca antes alcanzada, suena terrible, pero es nuestra realidad.

¿Quién tiene la culpa? ¿A quién deberíamos colgar por la terrible situación en la que nuestro país se encuentra inmerso? ¿Las autoridades? ¿El Presidente? ¿Los políticos?

Los culpables, queridos lectores, somos nosotros, si, nosotros. Parece paradójico que me tome el atrevimiento de acusar a las víctimas de ser las culpables de la situación, pero pensemos un poco y llegaremos a la misma conclusión.

Y es que somos nosotros quienes ante la inoperancia estatal, los casos de corrupción, la indiferencia de las autoridades, nos sumimos en la apatía, en el conformismo, si total “estamos en Paraguay”.

No pasamos de las quejas y cuando se convocan a marchas, como hace algunos días bajo el título ¡Basta Ya!, nos quedamos sentados en la comodidad de nuestros hogares, mientras los demás, que sí son serios con cuanto realmente piensan, salen a las calles a gritar por nosotros.

Mientras de discursos, plagueos y lamentos se tratan alrededor de una mesa nos encontramos con grandes pensadores, grandes idealistas, pero a la hora de salir a la acción, las ideas no se pueden canalizar.

Hay personas que obviamente no quieren que hablemos, que prefieren un pueblo callado, sumiso, miedoso, y que siguen metiendo en nuestras cabezas los fantasmas de los largos años de dictadura en la que se vio sumida nuestra nación.

Mientras se pueda usar la fuerza ¿para qué usar el diálogo? Sin embargo, las palabras siempre mantendrán su poder, las palabras hacen que las cosas tomen su significado y si se escuchan enuncian la verdad….y la verdad es que algo en este país va muy mal ¿no? Y seguirá muy mal mientras tengamos un pueblo miedoso pero “el pueblo no debe temer a sus gobernantes, sino que los gobernantes deberán temer a su pueblo”.

Llegó la hora de que en nuestro país levantemos la voz y gritemos que "Queremos las estructuras al servicio del hombre y no al hombre al servicio de las estructuras. Queremos tener el placer de vivir y nunca más el mal de vivir."


Juanki Lezcano Flecha
juankilezcanof@gmail.com