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miércoles, 9 de febrero de 2011

El dengue y nuestra sucias costumbres

Es historia repetida en cada verano. Cientos de casos de dengue, rozando la emergencia sanitaria y el brote de una epidemia, sin embargo hasta hoy en día poco y nada nos “calienta” esta cuestión.
Actualmente en nuestro país son más de 800 los casos sospechosos, más de 100 los confirmados. Esta enfermedad ya cobró sus primeras víctimas en estos días.
Las recomendaciones son siempre las mismas: asear las casas, los patios, tirar las botellas, limpiar el agua de los floreros, limpiar los baldíos, sin embargo parece ser que a la mayoría se nos mete por un oído y sale por el otro. Si no es así que las estadísticas del Ministerio de Salud hablen por sí solas, las vemos publicadas todos los días.
Dentro de la idiosincrasia paraguaya parece ser que no existe la acción para la prevención sino que necesitamos padecer del mal para movernos ¿No hemos aprendido todavía?
¿Por qué tiene que ser necesaria la muerte de varios compatriotas, vecinos, conocidos, amigos antes de que nos movamos de nuestra cucha para colaborar en la prevención de las enfermedades? Sin embargo estamos tan mal acostumbrados a actuar sobre último momento, cuando muchas veces ya es tarde para una buena cantidad de personas ¿No hubiese sido mejor comenzar a limpiar desde hace tiempo?
Pero es evidente que sin una educación que nos permita mirar atentos la realidad de nuestro alrededor es imposible que nos pongamos en movimiento. Pongamos de ejemplo el caso de la ciudad de Atyrá, una ciudad bellísima, limpia, la más limpia del país de hecho y entre las primeras del continente, pero ¿cómo llegó al estatus que hoy orgullosa ostenta? Comenzó hace varios años ya, cuando el intendente con su propia camioneta salía a recorrer los barrios a recoger la basura, los vecinos, estupefactos ante tal hecho nunca repetido hasta ahora en nuestro país, con una inteligencia tal se dieron cuenta que ellos también podían ayudar para llegar a tener una ciudad limpia y así, cada uno comenzó a ayudar hasta limpiar toda la ciudad.
Sin embargo Asunción, la capital, la Madre de Ciudades, hoy se ve inmersa en un mar de basuras y baldíos, ¿Que no? Es cuestión de salir a caminar un poco y nos encontraremos con un montón de basura y patios abandonados que sirven de criaderos de mosquitos y refugios de malvivientes, drogadictos y de moteles improvisados.
¡Cuánta razón tenía Pepe Mujica, presidente de Uruguay, cuando, inteligentemente contestó la pregunta sobre qué era lo que necesitaba su país, y dijo: educación, educación, educación! Respuesta inteligente que se aplica también a nuestro querido país.
El dengue ya cobró en estos días su cuarta víctima fatal, no permitamos que el número aumente, tomemos escobas, machetes, bolsas y pongámonos a limpiar por lo menos nuestras casas.
Pero esto sólo es posible si es que somos partícipes de un encuentro que nos permite cambiar nuestra forma de mirar la vida y vivirla con mayor pasión, una pasión que nos permite modificar nuestro entorno.

Juanki Lezcano F.
juank_lzkno@hotmail.com