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jueves, 5 de enero de 2012

Las locuras de quienes dicen tener la razón


En estos días el desalojo y la colocación de una verja para la preservación del uso público de la plaza Uruguaya se han convertido en el centro de una tormenta de debates sin fin que en lugar de buscar puntos de convergencia se han ido convirtiendo en discusiones ideológicas sin sentido que nada tienen que ver con el quid de la cuestión.
En medio de las polémicas apareció (digo apareció porque hasta estos días nunca supe de la existencia del grupo) un grupo autodenominado “Los gatos”, que en otras palabras son la “versión paraguaya” del movimiento de los indignados que surgió en Estados Unidos y España.
En la noche del 4 de enero un grupo de ideas parecidas a la del grupo derribaron las obras que la Municipalidad de Asunción estaba realizando en la Plaza Uruguaya, en la mañana del día siguiente los miembros del grupo realizaron sentatas en el lugar para tratar de detener la continuación de las obras.
En una entrevistarealizada por el reconocido periodista Enrique Vargas Peña en la Radio 970AM, el líder del grupo Augusto Ferreira aseguró que ya que las leyes son fruto de imposiciones de un grupo sobre otro las mismas pueden ser ignoradas por protestas y crear nuevas en base a manifestaciones populares.
Entre otras tantas estrafalarias declaraciones Ferreira aseguró que los medios buscan la criminalización de los pobres señalando que los hechos de violencia que varios dirigentes indígenas protagonizaron y terminaron con un policía herido de bala en el cuello no son más que satanizaciones que los medios publican.
Ferreira en sus declaraciones no ha demostrado más que una ideologización terrible que lo ha cegado hasta tal punto de tomarse atribuciones de los tres poderes del estado, al ignorar leyes, crearlas mediante asambleas populares y promulgarlas a gusto.
En un momento de la entrevista con Vargas Peña, Ferreira aseguró sin tapujos “claro que me gustaría tener un Código Penal como yo quiero”, afirmación digna de los autoritarismos de los más terribles.
Nadie niega el derecho de libertad de expresión y manifestación que pueda tener cualquier persona, sin embargo es preocupante que personas como Ferreira y su grupo de 20 personas consideren que una asamblea de 5000 personas tenga más representatividad que el electorado de cerca de doscientas mil personas en la ciudad capital. Ideas como esta se mantienen solo en las peores dictaduras de nuestros días como en Corea del Norte o en Cuba donde las asambleas de los partidos oficialistas (los únicos existentes) pueden definir el destino de millones de personas sin intento siquiera de réplica popular.
Nadie tiene derecho a la destrucción de los bienes públicos y mucho menos a creerse superior a las leyes vigentes.
Ferreira y su grupo pretenden implementar la vieja táctica de la imposición por la fuerza, por la acción, sin que eso importe pasar por encima de las leyes.
“Los Gatos” no son más que el llamado a la imposición por la fuerza de las ideas, porque son ellos quienes tienen la razón y no el resto. El grupo de jóvenes es una clara demostración de la esquizofrenia a la que se puede llegar con la creencia de que la verdad absoluta está en manos de un grupo y que un grupo de jóvenes piense así, debería comenzar a preocuparnos.